Cuando hablamos de un buen hormigón, en la Norma Ecuatoria de la Construcción, Capítulo Estructuras de Hormigón Armado, se destaca tres aspectos que el hormigón debe superar:
- Resistencia mecánica;
- Resistencia a agentes agresivos; y,
- La intemperie.
Para asegurar que el producto garantice estos aspectos, se debe prestar atención especial a dos momentos del proceso constructivo, que están totalmente correlacionados y nunca deben verse como independientes:
- El hormigón fresco, previa a su colocación en el elemento constructivo
Una mezcla que garantiza la resistencia a la compresión, en su proceso productivo, debe considerar mantener la mejor relación agua y cemento. Los diferentes tipos de resistencia, según el elemento constructivo requerido por el constructor, estará dada por la variación de este factor, mientras más cemento se coloque en la mezcla, su resistencia será más elevada. Factor que hace consecuente que los precios del producto sean mayores. Este es un aspecto importante que todo constructor, propietario de vivienda y/o proyecto deba considerar el momento de elegir su proveedor de hormigón.
Otro aspecto importante, en la fase de producción, es el tipo de agregados o áridos que se use en la mezcla. Las características mínimas a considerar para un buen hormigón son (NORMA ASTM C 33)
- Ser material inerte, libre de cualquier contaminante de tipo vegetal.
- Duro, resistente a la abrasión
- Evitarse formas de punta larga, para el agregado grueso
- Tamaño idóneo según sus especificaciones para dosificación.
Finalmente, el proceso productivo, debe ofrecer una mezcla que sea transportable, operable o manejable y que facilite su colocación. Una forma acostumbrada de conocer si tiene estas condiciones es la medición u obtención de su asentamiento, para lo cual se usa la técnica del CONO DE ABRAMS (NORMA ASTM C 143).
Cuando el hormigón no es totalmente dócil, sea por el tiempo de transportación o espera en obra para su colación, el error más común que suelen cometer los constructores, es la colocación de agua a la mezcla. Esto altera totalmente la relación de este líquido con el cemento, lo que afecta directamente a la calidad y reduce significativamente su resistencia. La forma adecuada de volverlo manejable es el uso de aditivos.
- El proceso de endurecimiento, en el elemento ya construido.
Si el proceso de producción cumplió con todas las condiciones técnicas, ahora el turno y la responsabilidad de que el hormigón sea durable y resistente, según su uso en el elemento constructivo, le corresponderá al constructor y su equipo de trabajo.
Aquí nuestras sugerencias mínimas:
- En el proceso de colocación, se debe buscar que la mezcla que ocupa el elemento a construir, sea notoriamente distribuida de manera homogénea y compacta.
- El vaciado, preferentemente, debe ser vertical, desde alturas pequeñas, y no en sentido horizontal.
- Si el elemento es alto, debe compactarse y homogenizarse por capas, de no más de 50 cm de espesor.
- El vibrado, se debe hacer en capas de aproximadamente 20 cm.
- Evitar que se escurra la lechada o mortero. Y evitar que la mezcla pierda el agua, por efectos de colado o filtrado.
- Ser muy cuidadosos con el curado o hidratación, mismo que debe ser continuo durante el tiempo que el fabricante sugiera, según el tipo de cemento utilizado, e iniciarlo una vez que se observe que la mezcla ha fraguado.
En INGENIERÍA Y MEZCLA, nos encargamos responsablemente de la primera fase de obtener el buen hormigón en todo proyecto de construcción. En siguientes publicaciones nos adentraremos en cada uno de los detalles del proceso de producción.
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